martes, 10 de marzo de 2015

Masters of the Universe: The Movie (1987, C64)

(Texto de Domingo H)


Plataforma: Commodore 64
Género: Acción
Año: 1987
Desarolladora(s): Gremlin Graphics Software Ltd.
Textos: Inglés

Si el juego de He-Man anteriormente descrito surgió cuando el personaje estaba
comenzando a ganar popularidad, éste lo hizo cuando la misma se le había acaba-
do. Mattel supuso que la mejor forma de que los Amos del Universo recobraran la
fama perdida era autorizar una película con actores reales sobre sus aventuras.
Por desgracia, se la encargaron a la Cannon Films, una productora increíblemen-
te chapucera que se recuerda por un sinnúmero de películas de explotación de
bajísimo presupuesto (son responsables, junto con la Warner Bros, de "Cobra",
película cuyo juego ya fue comentado aquí en IDN). La crítica la odió y fue un
fracaso de taquilla, recuperando unos 17 millones de dólares cuando había cos-
tado 22 (la película más cara de la Cannon; imagínense el resto). Hasta los
fans la detestan, porque su argumento difiere del visto en la serie animada
(en la cual no estaba basada realmente).
Tengo que confesar que me gusta mucho. Cuando me puse a verla por primera vez
me esperé un despropósito del calibre de "Superman IV: En busca de la paz" y
resultó que era bastante decente. Está llena de detalles absurdos, pero Dolph
Lundgren (Ivan Drago en Rocky IV), que hace de He-Man, se cree su papel con
sinceridad, aunque no puedo dejar de señalar que lo opaca Frank Langella (un
actor de teatro que ha sido Drácula y Richard Nixon) como Skeletor.

¿Cuál es el argumento? Como sabemos por la entrada sobre el The Power of He-
Man, Skeletor quiere entrar al Castillo Grayskull porque dentro están los se-
cretos para conquistar al universo. Resulta que, nada más empezar la película,
vemos que finalmente lo ha logrado, gracias a la "llave cósmica" -un aparato
que permite viajar a cualquier lugar de cualquier galaxia- que robó a un
hombrecillo llamado Gwildor. He-Man, Gwildor, Man-at-Arms y Teela se dirigen
entonces a retomar Grayskull y fracasan. Deben escapar con ayuda de otra llave
cósmica, y ésta los lleva hacia un planeta totalmente desconocido... la Tierra.
Allí, la llave que llevaban ellos se pierde y se la encuentra una pareja de
novios (la chica es interpretada por Courtney Cox, que luego alcanzaría la fama
mundial gracias a la serie "Friends"). En el juego, manejas a He-Man, y tu ob-
jetivo es encontrar los ocho acordes de la segunda llave antes de que se acabe
el tiempo.

Comienzas en la calle, con vista desde arriba y desplazamiento vertical. Para
poderte mover, el joystick tiene que estar conectado en el puerto derecho, en
vez del izquierdo (esto ocurre a menudo con los juegos de Commodore 64 por ra-
zones que no me son aparentes). Aparecen y desaparecen multitudes de enemigos
(que en la película se parecen un poco a Darth Vader) que debes destruir a ti-
ros para hacer puntos, obteniendo una vida extra cada 10000 puntos, y recogien-
do espadas para poder rellenar completamente tu barra de salud (creo que las
puedes destruir sin querer).
La calle es un laberinto que debes recorrer con ayuda de dos mapas; uno surge
al presionar la barra espaciadora y te dice dónde estás y dónde comienzas, y el
otro es físico, incluído en las instrucciones del juego, y te dice dónde están
las diversas localidades que visitas a lo largo de la partida, todas vistas en
la película: un cementerio, un basurero, una tienda de música y una azotea.
Tienes un tiempo límite, creo que nueve minutos, para encontrar todos los acor-
des de la llave cósmica. Algunos se encuentran tirados en la calle (ninguno de
los dos mapas divulga su ubicación, así que debes encontrarlos por tu cuenta) y
otros se encuentran en las localidades antes mencionadas, obteniéndolos tras
cumplir exitosamente con una serie de minijuegos. Cada cierto tiempo, Teela o
Gwildor se comunican contigo para decirte que vayas a tal o cual lugar. Una vez
estés ahí, comenzará un minijuego y al ganarlo obtendrás un acorde.

En el basurero, te enfrentas en una pelea cuerpo a cuerpo contra Karg, y des-
pués contra Blade. Ambos eran personajes nuevos que aparecieron por primera vez
en la película, no habiendo aparecido antes en la serie ni en los cómics que
venían con los muñecos. He-Man puede golpear (presionando el joystick hacia a-
rriba), patear (presionándolo hacia adelante al mismo tiempo que el botón de
disparo) y hacerse a un lado para esquivar ataques enemigos (presionándolo ha-
cia abajo). Blade tiene una sola ventaja sobre Karg; el poder disparar navajas.
Al igual que tú, ellos también tienen vidas extra que debes agotar para derro-
tarlos definitivamente.
En la tienda de música, el juego se convierte en un símil del Operation Wolf;
manejas una cruz con la cual matas enemigos en primera persona, teniendo cuida-
do de no dispararle a los inocentes. Por desgracia no tienes manera de prote-
gerte de los disparos enemigos. Ganas tras matar a 70 enemigos.
En el tercer minijuego, te subes a una azotea para abordar un disco antigravi-
tacional y destruir más enemigos con él. Aquí, la verdad, no sé cuál es el ob-
jetivo además de "no morir". Después de un rato Skeletor llegará a la Tierra y
el minijuego terminará, otorgándote otro acorde.

Entre cada uno de estos minijuegos, tienes algo de tiempo para explorar la
ciudad en busca de los acordes que se encuentran en tierra. Es prudente explo-
rar el mapa la primera vez que juegues, para que vayas señalando las localiza-
ciones de estos acordes en el mapa físico, el que viene con las instrucciones
del juego. Entonces, al saberlas todas, en tus próximas partidas puedes deter-
minar y seguir la ruta más rápida entre todas las localizaciones importantes
(cuando te llamen a ellas) y los acordes del suelo. Cuando Skeletor llega a la
Tierra, te da dos opciones: entregarte a él y salvar a tus amigos, o quedarte a
pelear y morir. Debes elegir la primera para obtener un acorde más. Si éste es
el octavo, tus amigos utilizan la llave para ir a Eternia, causar una confusión
y liberarte. Entonces entablas un combate cuerpo a cuerpo contra Skeletor para
tirarlo de la plataforma en la que se encuentra, ganando el juego y convirtién-
dote finalmente en Amo del Universo.

Qué lástima, entonces, que el juego sea tan horriblemente tedioso y que más
bien den ganas de no seguir jugándolo. Las partes donde caminas por la calle
tienen una particularidad que las hace brutalmente fastidiosas; nunca se des-
plazan en sentido horizontal, sólo en vertical. Así, cada vez que doblas una
esquina, el mapeado completo gira 90 grados (alternando entre hacerlo hacia la
izquierda y hacia la derecha), para que la pantalla siempre se tenga que des-
plazar en sentido vertical. Pero el mapa que viene en el juego, el que se con-
sulta presionando la barra espaciadora, no gira, de modo que tienes que agarrar
el mapa físico y girarlo según sea el caso cada vez para poder orientarte. Y
con la cantidad de esquinas que tiene la calle, esto deviene en una tarea mo-
lesta y que debería ser innecesaria. En el resto de minijuegos (de forma justi-
ficada en la pelea contra Skeletor, no así en los demás), entre los poco obe-
dientes controles y la facilidad con la que los enemigos hacen carne picada
contigo, está claro que He-Man está muy lejos de ser el "Hombre más poderoso
del universo". Todo ello contribuye a un juego aburridísimo. Me costó mucho
reunir las ganas para escribir sobre él, y lo hago más por hablar de la pelícu-
la que por otra cosa.

Por tanto, y antes del apartado "En conclusión", los dejo con dos datos curio-
sos más sobre la cinta. Uno, con lo que ganaran de ella y de la ya mencionada
Superman IV, la Cannon pretendía financiar una de Spider-Man, pero ambas fraca-
saron estrepitosamente, dando al traste con estos planes. Y dos, se planeó tam-
bién una Amos del Universo 2, cuyo guión, según la leyenda, acabó siendo con-
vertido en el de una película de Van Damme llamada "Cyborg" en 1989.

(Créditos a Lemon64 por la imagen).

En conclusión: Malo, fastidioso, y por ello casi injugable. Nada recomendado.
El de Intellivision entretiene un rato, pero éste, como tantos otros sobre el
personaje (y con perdón por el pésimo chiste), simplemente no tiene el poder.
Evítenlo.

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