(Texto de Domingo H)
Plataforma: PlayStation
Género: Acción, peleas
Año: 1995
Desarolladora(s): Capcom Co., Ltd., Acclaim Entertainment, Inc.
Textos: Inglés
La popularidad de las múltiples versiones de Street Fighter II seguía en buena
forma en 1994 y a Capcom no se le ocurrió otra cosa que producir una película
basada en el juego. Durante años "Street Fighter: La última batalla" se consi-
deró la peor película basada en un videojuego, al no guardar la menor relación
con él excepto el nombre. Su guionista y director, Steven E. de Souza, quiso
hacer como con Star Wars e Indiana Jones y realizó una suerte de tributo a las
películas que él veía cuando era joven; películas de guerra y de James Bond,
bastante lejos de la ambientación de torneo de artes marciales que tenía el
juego. Sin embargo, hoy en día se la considera de esas "tan malas que te ríes"
gracias en gran parte a la demente interpretación del fallecido Raúl Juliá (cu-
ya última película fue justamente ésta) como M. Bison, el villano del juego. La
mayor diferencia con el material original es el cambio de protagonista; del ja-
ponés Ryu, artista marcial en busca de su destino, al norteamericano Guile, mi-
litar bastante patriota que en la cinta es personificado nada menos que por
Jean-Claude Van Damme, un astro de las patadas y golpes en Hollywood (y que ni
por asomo pasaba por norteamericano patriota). Van Damme rechazó el papel de
Johnny Cage (que fue inspirado por él) en la película de Mortal Kombat para a-
parecer en ésta.
Por alguna razón, Capcom estaba tan segura del éxito del film que tomó una de-
cisión descabellada; realizar un juego basado en él. Sí, por absurdo que suene,
pero existe, y lo he jugado; un juego basado en una película que ya está basada
en un juego. ¿Cómo es posible? ¿A quién se le habrá ocurrido semejante cosa?
Aún más alucinante; el juego está disponible tanto para arcades como para con-
solas, pero ambos son juegos completamente distintos (ninguno es versión del
otro) a pesar de que utilizan los mismos sprites. Encima, la versión de arcade
es norteamericana, hecha por Incredible Technologies (creadores de una copia
de Mortal Kombat llamada BloodStorm), pero la de consolas es hecha por la misma
Capcom (Acclaim tan solo la distribuyó). De la que hablaremos ahora es de la de
consolas.
Suelo describir la jugabilidad primero y luego dedicarle una nota a los gráfi-
cos y el sonido, pero esta vez voy a empezar por los gráficos porque no son o-
tra cosa que actores reales digitalizados, igual que en los primeros juegos de
Mortal Kombat. Pero si bien los actores de MK eran desconocidos, en Street
Fighter: The Movie los actores son los mismos de la película (que, bueno, la
mayoría también son desconocidos). Esta es la única similitud de la versión de
consolas con el juego de Midway. De la versión de arcade no hablaré pues no es
el enfoque de este escrito, pero en la versión de consolas los personajes se
ven, sencillamente, horribles. Pixeladísimos, con animaciones torpes y acarto-
nadas, y rodeados por contornos de color azul. No puedo hablar de la música,
porque mi PlayStation lleva un tiempo ya de estar echado a perder y el emulador
no la reproduce (igual no está a la altura de la música del SFII original),
pero los efectos de sonido y las voces -hechas por actores japoneses- no están
mal.
La jugabilidad es similar a Super Street Fighter II Turbo, la quinta versión
de Street Fighter II, pero sin el ritmo rápido. Como en todo juego de lucha que
se precie, el objetivo es reducir la salud del oponente a cero valiéndote de
golpes, patadas y poderes, para ganar un round. Gana dos rounds y ganarás un
encuentro, y el derecho de pasar al siguiente. Casi todos los poderes clásicos
de Street Fighter están aquí; el Shoryuken de Ryu, el Sonic Boom de Guile, la
patada relámpago de Chun Li, la electricidad de Blanka y muchos otros. Hay per-
sonajes que no figuran, como son Dhalsim, T. Hawk y Fei Long. En el lugar de
éste último está el capitán Sawada, un personaje de la película (interpretado
por un actor que trabajaba para Capcom).
Durante el transcurso de los combates, los personajes llenan una barra de
"Super" que, una vez llena completamente, les permite lanzar un "super combo",
una versión más devastadora de un poder normal. Los super combos vacían la ba-
rra completamente. Además, al estar llena la barra hasta la mitad, puedes lan-
zar "super poderes" (no confundir los dos términos). Éstos se lanzan de igual
forma que los poderes normales, pero presionando dos botones de ataque en vez
de uno. Los super poderes no vacían la barra de Super, y puedes ejecutarlos
cuantas veces quieras hasta que hagas un super combo o se termine el round.
Además de los modos arcade y versus, está el modo "Movie Battle". En él, sólo
puedes manejar a Guile y tienes cincuenta minutos, en tiempo del juego, para
encontrar la fortaleza secreta de M. Bison y acabar con él. Para ello te en-
frentas al resto de personajes, y al ganar un encuentro decides por dónde
quieres ir a continuación.
La verdad es que no es un juego malo. Resulta entretenido a pesar de ser lo que
es, estando basado como está en una fórmula y unas mecánicas tan tradicionales
como sólidas. El problema es que está ligado con una película que antes todos
odiaron, y que ahora nadie se toma en serio. ¿Quién en su sano juicio va a ad-
mitir que se divirtió con un juego que se llama Street Fighter: The Movie? Es
por eso que en todos lados lo ponen como la peor versión de Street Fighter ja-
más realizada. Si no estuviese ligado con aquella esperpéntica cinta, nadie di-
ría nada.
Para terminar, hay un montón de curiosidades relacionadas con la digitalización
de los actores. Para empezar, la mayoría de las veces el actor que interpreta a
Guile no es Van Damme, quien solo estuvo disponible durante cuatro horas; el
proceso lo completó su doble de riesgo. Roshan Seth, que fue Dhalsim, fue digi-
talizado, pero no apareció en el juego; y Gregg Rainwater, que fue T. Hawk, ni
siquiera se presentó a las sesiones. Pensando que Kylie Minogue, que fue Cammy
(¡sí, la cantante australiana!), no iba a estar disponible, el proceso de cre-
arla se inició con una actriz que se parecía a ella, y luego Minogue sí estuvo
disponible y todas las imágenes de la otra actriz tuvieron que desecharse. Alan
Noon, director de la versión de arcade, no quiso a Damian Chapa (Ken) porque no
se parecía al personaje del juego. En su lugar se contrató a un joven que sí se
le parecía, pero por mandato de Capcom tuvo que emplearse a Chapa de todos mo-
dos. Y, finalmente, Raúl Juliá iba a ser digitalizado y lamentablemente falle-
ció antes de poder hacerlo; en su lugar se empleó a su doble de riesgo, Darko
Tuscan.
En conclusión: No puedo recomendarlo a los jugadores serios de lucha, que de
todos modos no lo tocarían ni con un palo de treinta metros. Sí puedo recomen-
darlo a los jugadores casuales de lucha (como yo) y a los curiosos. Pero a am-
bos grupos recomiendo mucho más cualquier otra versión de Street Fighter II.
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