miércoles, 20 de agosto de 2014

Spyro Adventure (2003, GBA)


Plataforma: Gameboy Advance
Género: Aventura
Año: 2003
Desarrolladora(s): Digital Eclipse
Textos: Multi



Spyro es una saga que me debo desde que compré, con mucho esfuerzo, mi primera Playstation allá lejos en 2006. De hecho, yo tenía el juego, pero otros títulos de enorme magnificencia le acabaron privando de la atención que quizá debí darle... como sea, mi amada PS murió en algún momento de 2008 (es increíble el daño que un amigo medio dolobu puede hacerle al cable del transformador con solo llevárselo puesto...). Con todo, me decidí ahora, ocho años mas tarde, a darle su merecida probada al clásico que Insomniac Games iniciase a fines del pasado milenio. Aunque -por razones de espacio- hube de hacerlo en su versión portátil.

¿Bastardeó aquello la experiencia?, muy difícilmente, ya que he probado pequeñas gemas como Panzer Dragoon Mini, y Banjo-Kazooie: Grunty´s Revenge con notable éxito. Aunque debo decir que a este Spyro Adventure no la ha ido igual de bien, casi como si sus diseñadores no supieran bien lo que estaban haciendo, y es por ello que lo considero como la oveja color noche de mi rebaño portátil. El juego adolece simplemente de cada flaw que puedas imaginar... y muchos que no también, y eso simplemente destruye el punto (y yo lo odio porque S.A realmente te invita a ver mas allá, pero lo hace de una forma tan cruda que es simplemente imposible... aún así dejaré eso para mas adelante).

La historia cuenta que «Profesor» (si, «profesor»... ha de ser un mundo realmente inculto para que se entienda de que persona se habla con solo mencionar su profesión) ha inventado una máquina que le permite a su usuario «desgarrar el tiempo y el espacio» para poder echar ojo de otras dimensiones, y por ende, mantener vigilado al escurridizo Ripto. Luego de aquello, el juego nos envía sutilmente (leáse «obliga») a hacer un pequeño tutorial de entrenamiento para dominar la interfaz -gran idea ahora que lo pienso, ya que esta es brutal-, y al volver de esos menesteres, el mismo licenciado nos revela su otro invento... ¡un mayordomo robótico de tres metros de alto, y quien sabe cuantas toneladas!. Si ustedes, astutos como son, adivinan lo que pasa a continuación -si, el muñeco se vuelve loco y empieza a destruir el laboratorio en rampante violencia- sabrán mas o menos como se desenvuelve el asunto.... el androide es destruido, esto causa un cortocircuito que afecta al primer invento, y este se vuelve contra su creador, permitiendo al rojizo antagonista poder viajar entre las distintas dimensiones que componen el universo de Spyro. Jamás me lo vi venir.

Y así, de tan noble manera, comienza nuestra aventura. No es una mala premisa si se quiere -al menos te mantiene motivado para jugar-, pero está tan mal ejecutada que genera repulsión. Para empezar, el juego recurre a las marañas e idioteces de forma casi constante, haciendo que el objetivo central se mezcle con absurdas side-quest que se interponen con este, no logrando otra cosa que desorientar al jugador. Esto me frustra porque ya he mencionado que el juego tiene ciertos guiños de adictividad, pero no está lo suficientemente pulido como para transformar aquello en deseo de seguir avanzando. Sumado a todo eso, está ese «pequeño» problema que me hizo desistir de cualquier intento ulterior de degustar este título en propiedad: el sistema de control.

No sé en que estaban pensando los diseñadores (o si estaban de hecho pensando) pero puedo decir que el juego se siente como incompatible consigo mismo; la transición a 2,5D lo ha tratado de una perversa manera, y el programa prácticamente chilla en agonía por un control análogo, ya que sus mandos obligan al pequeño dragón a girar sobre si mismo en varias direcciones para apuntar a la deseada, como si de una brújula loca se tratase. Además de todo, aquello toma tiempo, y naturalmente tu «victima» ha huido, o se ha hecho un festín con tus escamosos restos mientras intentas en vano acertarle algún golpe. Iba a dejarlo ahí pero, no puedo evitar decir que me he «suicidado» incontables veces mientras intentaba en vano atacar a algún enemigo, solo porque este se postraba en las cercanías de algún lago o «deathspot».

Otro problema que me sacó con fulminante velocidad de mis casillas fue el hecho de que las escenas de diálogo se activen con solo gravitar a algún personaje... ¿que no suena tan mal, dices? bueno, permitime ilustrarlo con palabras entonces: intentar dirigirse hacia algún lado, con metas frescas en la cabeza y ganas de seguir moviendo la historia solo para ser detenido por centésima vez en la misma secuencia de texto no tiene la menor gracia, y aburre con ENORME rapidez. Además, estas no pueden ser canceladas por lo que debemos mirarlas de corrido, en una acción que solo puede calificarse de tortuosa.

Pero como no todo iba a ser decididamente malo -y además sería hipócrita de mi parte el negarle méritos a este juego donde realmente los tiene- voy a comentar que este título presenta algunas mecánicas realmente interesantes, como el poder alcanzar partes -de otras manera inaccesibles- del escenario por medio de calentar pequeñas Vaquitas de San Antonio con nuestro lanzallamas, o -mejor aún- la posibilidad de aprender nuevos ataques y habilidades cada cierto tiempo. Estas ideas se me antojaron deliciosas, y realmente valen lo que cuestan... pero al estar rodeadas de tanta inoperancia, su peso real en el juego queda terriblemente devaluado.

Y como hasta ahí llegó mi paciencia, hagamos el obligado resumen técnico.

Los gráficos de Spyro Adventure no son nada malos, y la animación de los personajes que lo componen me pareció realmente competente. Sobran en sus mundos el detalle y el color, y recorrerlos resulta, de hecho, algo apetecible. No se me ocurre nada malo que comentar sobre ellos, así que simplemente no lo haré.

La música sigue por la misma linea remisoria, con sus alegres tonadas muy acordes a lo mostrado en pantalla. Es más, diría que, sin llegar a ser Lunar Legend, realmente están sobre la media de lo que podía ser procesado por la vetusta Gameboy Advance. Los efectos de sonido, no obstante, están muy poco inspirados, y muchos de ellos parecen incluso vilmente arrancados de productos como Crash Bandicoot. Lo cierto es que molestan mas de lo que ayudan (pero por suerte pueden ser individualmente apagados desde el menú de opciones).






En conclusión: Spyro Adventure es un juego claramente mejorable que se resiste a ser disfrutado (en grandes dosis, al menos), y el cual dudo que genere algún tipo de atracción en los jugadores mas experimentados. Es una lástima, porque ya he dicho que se insinúa como una experiencia mucho mas entretenida en varios pasajes de su desarrollo, pero simplemente no puede llevar adelante esa impresión... es también uno de los títulos en los que menos he durado, y la verdad, no lo lamento.

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