Plataforma: PC
Género: RTS
Año: 1998
Desarrolladora(s): 7th Level / ION Storm
Textos: Inglés
Ya hemos hablado acerca de como este juego influyo en el desarrollo de Starcraft, pero quedarnos con eso le da a la cuestión un enfoque minimalista, ya que -como digno producto de ION Storm-, queda sobre el mucha tela para cortar.
En septiembre de 1997, Eidos Studios empezó a cansarse de aportar capital a ION Storm sin recibir nada a cambio. La desarrolladora de Romero seguía enfrascada en sacar adelante productos como Anachronox y Daikatana (principalmente Daikatana), pero éstos aún requerían de muchísimo trabajo, y distaban bastante de estar terminados. Desesperados, los líderes de la empresa con base en Dallas buscaron alternativas.
La fortuna les sonrió aquella vez, y pudieron adquirir por un módico precio el juego Dominion (desarrollado por 7th Level), que estaba a medio terminar por esas fechas; solo que aquí -y una vez mas-, el equipo de ION Storm careció gravemente de la capacidad analítica para entender a lo que se refería la compañía vendedora con eso de «a medio hacer». Los empleados de ION Storm pusieron inmediatamente manos a la obra con el fin de enviar el juego a los anaqueles a la brevedad más próxima... solo que casi desde el comienzo le encontraron sentido a las palabras de la gente de 7th Level; el programa estaba literalmente «a medias», por lo que nisiquiera su código se encontraba completo... y como cualquiera que haya estudiado alguna rama de la informática puede deducir, es mucho mas difícil adaptar el trabajo de otro a tus propias necesidades que construir lo que quieres por tu cuenta. Imagínense por un segundo el efecto demoledor que tuvo aquello en la moral de los mismos chicos que habían tenido que asumir poco antes que el cambio del motor en Daikatana significaba tener que desechar gran parte del trabajo realizado hasta ese entonces. Con todo los desarrolladores soportaron con admirable estoicismo todo aquello, y pudieron presentar en sociedad algo simplemente fabuloso durante la E3 de 1997.
Ya hemos comprobado que la demo presentada la Exposición del Entretenimiento Electrónico de ese año no era mas que un simple fachada, pero la cosa es que aun así el producto estaba en marcha, y significó el debut de ION Storm en los anaqueles, en junio de 1998.
Ahora bien, a pesar de todo podría calificarse a Dominion como un fracaso comercial, ya que por sus propias tretas quedó bastante atrás de títulos como Age of Empires y Starcraft (al cual irónicamente se referían los jugadores como una versión mejorada de este). Parte del problema que Dominion no conseguía resaltar en ningún aspecto; era un juego sólido, claro, pero sin sustancia... la mayoría de los compradores llegaron a la conclusión de que podían encontrar una mejor experiencia de combate interestelar con el mencionado Starcraft, o en Dune 2000.
Aunque lo parezca, la comparación con el tardío titulo de Westwood no es gratuita, ya que el argumento de Dominion recuerda poderosamente al de la saga de Dune (principalmente al de la primera secuela):
Resulta que en algún momento en el futuro, cuando la humanidad ha dominado ya el concepto de los viajes interestelares, una misteriosa señal arriba desde el planeta Gift 3. La transmisión no es mas que un chillido inaudible, pero como la curiosidad siempre matará al gato, se decide no responder, sino investigar... pero los humanos no son los únicos que tuvieron la idea, y contaban con la tecnología necesaria para afrontar el trayecto hasta el gigante celeste. Otras tres razas aceptaron también la «invitación»: Los Scorps, los Darkens, y los Mercs. Como comprenderán, todas estas especies tenían sus razones (y objetivos meramente excluyentes) para molestarte hasta allá, por lo que discreparon fuertemente acerca de la presencia de los demás en «su» mundo.
Justamente de esa manera comienza a intervenir el jugador, eligiendo una raza y llevándola a la victoria. Parece una idea sumamente aburrida, pero la cosa es que Dominion te hace pensar, es uno de los juegos de estrategia mas completos que haya tenido el gusto de probar, y por ello me enfada fuertemente la tibieza de su recibimiento, aunque supongo que eso es hablar común en esta industria.
En cuanto a lo que a gameplay se refiere, este titulo de ION Storm no llega a ser tan sofisticado o innovador como lo fue -por citar un ejemplo- Command and Conquer, pero si que añade algunas cosas propias a la formula. Quizá la mas notable de ellas sea la de hacer énfasis en la defensa, «obligando» al jugador a tomar un ritmo de juego mas cauteloso, en el que lanzar incontables ataques frontales no desenlaza comúnmente en algo bueno, y en cambio una mente fría y meticulosa es mas bien recompensada. También existen otros factores de cosecha propia que son dignos de alabanza, como la posibilidad de injertar un virus en las edificaciones rivales (causando que estas sufran de mal funciones y no puedan ser venidas), o la necesidad de uno, sino dos ingenieros para tomar una estructura enemiga (el primero inserta el virus, y el segundo, ya con la guardia relajada, es capaz de capturarla). Aún así viene al caso comentar que infectar una refinería nos «regala» la mitad de sus recursos, y que si el enemigo utiliza esta táctica de «contaminación electrónica» contra nosotros, solo es necesario que uno de nuestros propios ingenieros revierta los efectos del software infeccioso.
El sitio que normalmente toman los «peones» en Warcraft aquí es representado por hombres surgidos desde las diversas colonias situadas en la árida superficie planetaria de Gift 3; estos constituyen la espina dorsal de cualquier empredimiento bélico del juego, ya que un número indeterminado de ellos es requerido para construir, operar y reparar a todas las demás unidades (la cantidad necesaria varía según la actividad a realizar, detalle que me gusta). Y ya que hablamos de las unidades, toca mencionar que aunque hay un surtido típico para cada raza (y en conjunto suman un número respetable) todas ellas son bastante típicas en cuanto a velocidad, armadura y rendimiento. No obstante, uno de los vehículos de los que podemos disponer escapa a la generalización, siendo incluso divertido de utilizar... se trata de un automotor que puede teletransportar unidades a cualquier punto del mapa conocido, lo que anula las largas esperas de movilización de las armas mas lentas.
La interfaz de juego varía según que equipo hayamos escogido, y es mucho mas simple e intuitiva que en la mayoría de los títulos de su clase, permitiendo realizar cualquier acción con solo un par de clicks, e incluso pudiendo dejar «una cola de construcción» que el juego irá completando a medida que se cuente con los recursos suficientes para terminar con la creación de unidades. Desgraciadamente solo se puede accionar esta característica para un solo tipo de hueste a la vez, aunque debo decir que encontrarme con esto después de jugar largas horas al Command and Conquer (donde no existe la construcción simultanea de un mismo tipo) fue enormemente grato.
La forma de agenciarse recursos aquí es bastante parecida a la implementada en Starcraft, donde solo es necesario plantar la refinería sobre un pozo para comenzar con la extracción, pasando al siguiente cuando aquel quede seco, y así. Se trata del mismo efecto que viene existiendo desde hace mucho en el género, pero por esa misma razón no hay posibilidad de esgrimir queja alguna, ya que la mecánica se mantiene, y no está desmejorada.
Mas allá de las impresionantes escenas de corte, los gráficos que finalmente muestra Dominion en el curso de una partida normal se quedan bastante cortos en realidad. Las texturas del suelo son (la mayor parte del tiempo) de un omnipresente amarillo-anaranjado, pero sin los elementos decorativos presentes en Dune II (o incluso Warcraft I!), aunque con ciertos relieves en el terreno. Las unidades requieren un poco mas de trabajo también, ya que solo se muestran como mejoras de las vistas en otros tantos juegos de su tiempo. Sinceramente tengo que decir que los gráficos mostrados durante las cinemáticas son completamente meritorios, pero luego de eso el juego se queda sin empuje, siendo un RTS con las imágenes «justas»; su merito pasa por otro lado, y ese es que es capaz de mostrar un movimiento fluido y rendimiento óptimo en las resoluciones mas altas de su época.
Los efectos de sonido son cumplidores pero sin llegar a resaltar, lo mismo que las voces (las hay de dos clases: masculinas y femeninas), que muestran una actuación decente pero carente de inspiración. Ahora, la música de Dominion es sorprendente, y si tan solo tuviera menos temas electrónicos sería uno de los mejores Soundtracks que haya oído nunca... y lo digo enserio, porque algunas de esas melodías irían mucho mejor en el mencionado Daikatana o Deus Ex, ya que uno entiende que se trata del espacio y el futuro, por lo que el tópico parece ya inevitable, pero enserio, después de la décima tonada cansa. Aún así me reitero en mi posición, es un GRAN soundtrack.
(Imágenes cortesía de Abandonsocios.org)
En conclusión: Quizá este juego resulte mucho mas atractivo en el modo multijugador, pero aún así se lo recomiendo fervientemente a todos los que estén dispuestos a probarlo, ya que mas allá de una curiosa (y aveces defectuosa) IA, realmente lo vale.
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