Escrito por: Richard George
Publicado por: IGN
Traducido por: IceDragon
La franquicia Diablo de Blizzard es a menudo vista como la saga de PC por excelencia, una que parece destinada a establecerse también en consolas. Pero ¿qué pensarías si te dijéramos que la serie a punto estuvo de hacer un prematuro debut en el mundo de las portátiles hace más de una década? Porque casi sucede.
De hecho, Diablo estaba siendo objeto de un activo desarrollo para figurar en los -ya de por si geniales- catálogos Nintenderos (más precisamente en los de la excelsa Gameboy).
De acuerdo con el autor David Craddock de Shack News (quien se encuentra redactando una especie de línea de tiempo relacionada a los proyectos encarados por Blizzard), el desarrollador de Diablo estaba ya enérgicamente puesto en la programación de una nueva encarnación del título para la portátil de Nintendo. Jocosamente llamado «Diablo Junior» el juego fue «pensando como una precuela del titulo original para un solo jugador». Inspirándose en el tremendo éxito de la saga Pokémon, el equipo quería lanzar tres cartuchos, cada uno cargado con su propio personaje de las clases preexistentes (guerrero, mago, truhán) a su vez que varios items que los jugadores tendrían que intercambiar para coleccionar. Los héroes empezarían en diferentes pueblos antes de lanzarse a los calabozos y áreas de peligro.
El desarrollo fue finalmente cancelado debido a un desmesurado crecimiento en los costes de producción, incluso antes de que Blizzard determinara para que tipo de plataforma iban a crearlo (había un acalorado debate interno acerca de si debían ir por el salto tecnológico ofrecido por la flamante Gameboy Advance o si, por el contrario, lo mejor era quedarse en los -mucho más conocidos- sistemas del modelo original). Pero eso no significa que no llegaran a desarrollar un prototipo funcional, ya que grabaciones de archivo pertenecientes a una antigua ALPHA concebida para correr en el original Gameboy fueron publicadas en Youtube -e incluso el juego mismo ha llegado a la red, por más que no tenga absolutamente ningún valor real debido a su escaso estado de desarrollo-.
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