jueves, 26 de febrero de 2015

Masters of the Universe: The Power of HE-MAN (1983, Intellivision)

(Texto de Domingo H)


Plataforma: Intellivision
Género: Acción
Año: 1983
Desarolladora(s): Mattel Electronics
Textos: Inglés

En cierta época dos cosas fueron muy populares y queridas en Venezuela; la con-
sola Intellivision y los muñecos de "Amos del Universo", los de He-Man. Al ser
ambas cosas hechas por la fabricante de juguetes Mattel, resultaba de lo más
natural el mezclarlas; por esa época los videojuegos estaban próximos a desa-
parecer brevemente y en cambio He-Man estaba alzándose en popularidad, gracias
a la serie de dibujos animados (basada en los muñecos, y no al revés), de mane-
ra que la mezcla resultó todo un éxito. Mattel llegó a realizar una versión pa-
ra Atari 2600 muy inferior a ésta, y planeó una versión de Colecovision y una
secuela que no salieron nunca.

Para los que desconocen u olvidaron de qué se trata el asunto con He-Man (una
de mis colecciones de juguetes preferidas, desde ya), éste es la identidad
secreta del Príncipe Adam, hijo del rey del planeta Eternia. Adam tiene la res-
ponsabilidad de convertirse en He-Man para defender el Castillo Grayskull, una
fortaleza que contiene los secretos para conquistar todo el universo, de los
ataques del malvado Skeletor, un monstruo de piel azul sin carne en la cara (su
rostro es una calavera) que ansía apoderarse de dichos secretos. El juego no
dispone de argumento particular, ni siquiera en el manual de instrucciones, así
que pasaré directamente a describir cómo se juega.

Al principio te piden elegir la dificultad, que va de 1 (la más fácil) a 4 (la
más difícil). Como sucede con el arcade de Star Wars, esto en realidad quiere
decir en qué ciclo de niveles quieres comenzar a jugar. Una vez hecha la
elección, comienza el juego en sí. Al principio manejas un vehículo aéreo lla-
mado "Wind Raider". Debes recorrer treinta millas en él hacia la derecha, sin
que se te acabe el combustible ni pierdas tus cinco vidas. Para dificultarte la
tarea, te están siendo disparadas bolas de fuego de colores desde la derecha de
la pantalla, que debes destruir sea con rayos láser frontales o con bombas que
dejas caer. Según sea la dificultad, más costará destruir las bolas de fuego.
Skeletor corre de un lado a otro, y puedes soltar bombas en el piso para hacer-
lo caer en los cráteres resultantes (el Wind Raider parece tener la facultad
de hacer que el piso se mueva en la dirección contraria a la que lo apuntas).
El contador de distancia se representa con un número junto a una letra M, y el
de combustible, con otro número junto a una G. Si te queda menos combustible
que distancia, pierdes una vida.

Al haber recorrido 30 millas, He-Man se bajará del Wind Raider y comenzará a
perseguir a Skeletor a pie. En la pantalla siguiente, debes alcanzar el extremo
opuesto, desde el cual Skeletor arroja más bolas de fuego de colores que te ha-
cen retroceder al golpearte. Puedes alzar un escudo para defenderte de estos
ataques, pero en las dificultades superiores algunos son incluso capaces de
inutilizar tu escudo por un momento. Al alcanzar el extremo derecho de la pan-
talla, verás una animación automática (y un lindo detalle) en el que He-Man y
Skeletor se pelean a espada, antes de que éste huya hacia otra pantalla y debas
repetir el proceso. Tras una tercera pantalla (situada en el Castillo Grayskull
mismo, al que el villano entra como si nada), Skeletor volverá a escapar y He-
Man volverá a perseguirlo en el Wind Raider. El juego comienza, pues, nuevamen-
te, pero a una dificultad mayor. Tienes un tiempo límite para concluir las tres
últimas pantallas de cada ciclo, el cual puedes aumentar agarrando la Espada
del Poder que flota hacia ti (en todo el juego no llegas a utilizar la Espada
tú mismo).

No es precisamente una obra maestra del entretenimiento electrónico, pero al
menos se trata del mejor videojuego de He-Man jamás realizado (que tampoco es
difícil, cuando la competencia se trata de espantos como The Ilearth Stone o el
juego de Game Boy Advance...) Pero en las tres últimas pantallas de cada ciclo,
He-Man se mueve a una velocidad espectacularmente lenta, impuesta a propósito
para que se le dificulte evadir el fuego de Skeletor.

El apartado audiovisual cumple. Ni bien arrancar el juego aparece una pantalla
de título con el logotipo de "Masters of the Universe" y el tema musical de la
serie de TV, todo un detalle en 1983. Fiel a una tradición tan vieja como el
universo, los sprites de He-Man y Skeletor son en realidad el mismo pintado de
distintos colores (¡eso sí que es serle fiel al original!) y nunca hay duda de
lo que pretenden representar el resto de objetos. Los efectos de sonido están
bien, aunque mi preferido es sin duda el choque de las espadas de los persona-
jes al batirse en duelo.


En conclusión: Hay cosas mejores, pero para los admiradores de los arcades sim-
ples, los Amos del Universo o ambas cosas, está bien.

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