Plataforma: PC
Género: Estrategia
Año: 1995
Desarrolladora(s): MicroProse
Textos: Multi
Estoy seguro que mas de uno conocerá al Civilization (magnifico juego de estrategia con toques de acción que brilló por lo alto durante la década del noventa, y en el cual se pueden lograr cosas absolutamente bizarras), Colonization fue desarrollado por la misma gente y conserva la misma calidad.
Apareció a fines de 1995 de la mano de MicroProse como parte de la exitosa saga «Sid Meier», y es prácticamente un perfecto ejemplo de aquella sentencia que dicta que «un buen juego no necesita gráficos», ya que para cuando finalmente se presentó en sociedad estos habían sido ampliamente superados; pero tampoco es que sea solo eso, porque el sonido llegó a irritarme mas de una vez, y la jugabilidad (confusa cuanto mucho) se portó de una manera muy arisca para conmigo a la hora de acostumbrarme a el. Pero aún así me veo obligado a decir que este es uno de los mejores juegos que he probado.
El concepto es bastante original: somos un conquistador durante la época de las colonias, partimos desde nuestro hogar en el viejo mundo (pudiendo elegir entre Inglaterra, España, Holanda y Francia -teniendo cada potencia su propio estilo de juego-) y -como el nombre lo índica- nos toca colonizar las tierras que encontremos en nombre de nuestra corona. Hacer esto no es tarea fácil ya que debemos mantener relaciones amistosas con los nativos y/o otros conquistadores con el fin de poder exportar hacía Europa las mercancías que vayamos fabricando sin mayores contratiempos.
Las distintas tríbus tienden a mostrarte amistosas y colaborativas con nosotros mientras mostremos una actitud reciproca; los demás colonos, por otro lado, nos instan a respetar sus territorios pero sin llegar a mostrarse particularmente agresivos, e incluso son capaces de firmar tratados de paz con nosotros con el fin de mantener el terreno limpio y los negocios andando. Pero ese es precisamente el mayor aliciente de que Colonization tiene para ofrecer: tarde o temprano, para avanzar en el juego, tendremos que traicionar a alguien. ¿Nos conviene entonces atacar a los indios para robar su oro y recursos, y luego sofocar sus levantamientos con nuestro arsenal? ¿o sería acaso mejor romper un tratado y esperar la -lenta pero infinitamente mas eficiente- respuesta transoceánica?. Ese es el condimento mas dulce del juego, no se puede controlar todo el espacio ni ser amigo de todo el mundo, solo por eso vale la pena.
Empezamos el juego navegando desde nuestra madre patria hacía el mar abierto (teniendo completa libertad sobre ello y pudiendo incluso elegir el rumbo) en busca de nuevas tierras para anexar a la corona. Una vez que vislumbremos costa la siguiente tarea será acércanos cautelosamente a ella procurando desvelar tanto mapa como sea posible con nuestra proa... no queremos estar demasiado cerca de nadie. El próximo paso es desembarcar, fundar una ciudad e ir a explorar. Debido a que comenzamos a jugar con unos humildisimos recursos -con solo unas pocas unidades a nuestra disposición- lo mejor es llevar un estilo de juego sumiso, mostrándonos colaborativos con casi todo el mundo, ya que simplemente aún no contamos con la fuerza suficiente para hacer frente a ninguna amenaza.
Una vez establecidos lo siguiente en la agenda es formar un brazo comercial con el viejo mundo, ellos nos cambiarán oro y unidades por productos de manufactura indígena (o derivados). Ocasionalmente también nos tocará comerciar con los nativos o recibir donaciones de su parte, pero ambas posibilidades son como mucho remotas, y basar los planes a futuro en una posible inversión aborigen es una pésima idea en este juego, ya que como he dicho, estos son toques esporádicos diseñados para romper la monotonía.
Los naturales tienen un último papel de relevancia en la historia: en ocasiones nosotros recibiremos desde Europa a nuevos trabajadores dispuestos a unirse a nuestra causa, pero sin vocación especifica, por lo que podremos optar por enviarlos a las tríbus aliadas para que les enseñen un trabajo. También llegará desde casa la ayuda de un asesor (militar, político, de exploración o religioso... a elección) que nos ayudará a guiar nuestra creciente civilización; dicho personaje es siempre un prócer histórico relevante a la conquista de las Indias, y se incluye -en un detalle agradecible- una pequeña biografía de quien fue y que hizo.
Llegado el momento, nuestra ciudad fortaleza comenzará a crecer desmesuradamente y se transformará en un blanco apetecible para los enemigos, por lo que hay que defenderla. Para ello contamos con una impresionante gama defensiva de exploradores a caballo, cañones móviles, distintas clases de buques de transporte y artilleros y demás artilugios defensivos. Mas o menos al mismo punto comenzarán a soplar vientos de revolución en nuestros dominios (el juego nos dejará saber cual es el porcentaje de colonos a favor de la Independencia) por lo que podremos optar por seguir adelante con el plan (evadiendo los inclementes impuestos reales y negándonos a seguir colaborando con sus majestades) y prepararnos para repeler los poderosos embistes continentales. La independencia es el objetivo último del juego, y como tal es casi imposible de lograr, pero una vez conseguido es la gloria pura.
La última cosa que quiero destacar es que el juego cuenta con un precario editor de mapas que no es tal, dejándonos elegir como será el nuevo mundo, pero sin influir directamente el; manejando aspectos tales como la forma y masa de la tierra o la temperatura y el clima de la misma. Tiene su interés.
En conclusión: Puede que Colonization no agrade a todo el mundo (principalmente por su elevada dificultad y estética cuestionable) pero aún así es un gran, enorme juego de estrategia que todos deberían probar.
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