martes, 31 de marzo de 2015

El Señor de los Anillos (1978)

(Texto de Domingo H)

País de origen: EEUU
Género: Aventura, fantasía
Año: 1978
Duración: 132 minutos

No sé cuántos habrán leído "El señor de los anillos" del profesor J.R.R.
Tolkien, publicado entre 1954 y 1955. Se trata de un libro (pues realmente es
uno solo, que fue dividido en tres tomos para economizar el papel en la época
de posguerra) bastante largo, pesado y difícil de soportar durante mucho tiem-
po, además de que los odiosos de las cosas viejas recurrirán al argumento de
que ha sido superado por todas las otras epopeyas de fantasía que vinieron des-
pués. Yo tenía que leérmelo poco a poco por su densidad extrema, pero lo hice
porque lo consideraba mejor alternativa que ver las adaptaciones cinematográfi-
cas realizadas por Peter Jackson entre 2001 y 2003 (que tampoco sé cuántos las
habrán visto, a estas alturas). Gracias a la película de "La Comunidad del Ani-
llo" quise leer el libro -aunque no me puse a ello con verdaderas ganas hasta
mi edad adulta-, pero no guardo buen recuerdo de las otras dos películas, en
especial de la segunda, así que no las he vuelto a ver desde hace muchísimo
tiempo. Algún día lo haré, pero por ahora me quedo con la lectura.

Pero Jackson no fue el primero en llevar la obra de Tolkien al cine; ese honor
corresponde al norteamericano Ralph Bakshi, director de numerosas películas a-
nimadas para adultos de las cuales destaca "El gato Fritz", protagonizada por
animales antropomórficos. Bakshi es como John Kricfalusi -que fue alumno suyo-;
tiene un ego gigantesco y cree ser la única persona en la Tierra que sabe cómo
se hacen las películas y los dibujos animados. No es de extrañar que cuando su-
po de un proyecto para filmar el libro en 1970, a cargo de John Boorman, remo-
viera cielo y tierra para impedirlo y filmarlo él, pues se declaraba admirador
incondicional de Tolkien y estaba empeñado en contar la historia completa sin
alteraciones de ningún tipo (el guión que habían escrito Boorman y su colega
Rospo Pallenberg, además de narrar los tres tomos en sólo una hora y cuarenta
minutos, estaba repleto de diferencias espectaculares con el libro). De modo
que con un guión de Chris Conkling y Peter S. Beagle, éste último un autor de
fantasía famoso por "El último unicornio", se puso manos a la obra. Pero otras
fuentes afirman que Bakshi sólo fue contratado para dirigir tal guión, que ya
estaba hecho. El de Boorman y Pallenberg fue desechado y a Boorman le pagaron
tres millones de dólares por indemnización.

El argumento es bastante complicado de contar de manera resumida, pero haré el
intento de todas maneras. En la Tierra Media, un mundo fantástico, vive un
Hobbit llamado Frodo Bolsón que heredó de su tío un anillo mágico que permite
volverse invisible. Lo que no sabe -hasta que se lo hace saber el mago Gandalf
el Gris- es que se trata del Anillo Único para gobernarlos a todos que el mal-
vado Sauron, Señor Oscuro del país de Mordor, forjó para controlar a los demás
Anillos de Poder. Ahora las fuerzas de Sauron se mueven nuevamente al saber que
el Anillo ha resurgido luego de miles de años, y depende de Frodo y otras ocho
personas que conforman la "Comunidad del Anillo" el adentrarse en Mordor y a-
rrojar el Anillo a las llamas del Monte del Destino, el único sitio donde pue-
de destruirse, para salvar la Tierra Media.

Lo primero que ha de hacerse saber sobre la película es que no está hecha con
animación enteramente tradicional, sino con rotoscopio. El rotoscopio es un
proceso mediante el cual se dibuja por encima de imágenes reales. De esta forma
la animación adquiere un aspecto bastante realista.
Desafortunadamente, una parte considerable del rotoscopio de esta película no
se terminó nunca, pues el presupuesto fue de solo cuatro millones de dólares, y
el resultado es que la mitad del tiempo no se ven personajes animados, sino si-
luetas de actores reales coloreadas por encima, en especial cuando hay muchos
personajes al mismo tiempo como son los ejércitos de Orcos y los Jinetes de
Rohan. Esto tampoco es fijo, pues incluso los nueve principales personajes a
veces aparecen representados de esta manera e incluso se dan casos de persona-
jes animados y actores coloreados que figuran en en el mismo plano al mismo
tiempo.
Toda la película está repleta de errores de continuidad de este tipo, además de
evidentes carencias como que las espadas no son de metal (cuando los personajes
atacan con ellas parece más bien como si pegaran con bates de béisbol). En
cierta ocasión, un personaje intenta quitarse una capucha de encima, pero ésta
se le enreda en la cabeza, y pasa un instante más antes de terminársela de qui-
tar. Todo ello da la impresión de que el tiempo apremiaba y la cinta se tenía
que rodar lo más rápido posible. No es buena señal.

El guión adapta la mayor parte de "La Comunidad del Anillo" y la primera mitad
de "Las dos torres" en unas dos horas y diez minutos. La intención original de
Bakshi era hacer tres películas, cada una por cada tomo (como haría Jackson
después) y tras mucho batallar con el estudio, logró que le dejaran reducir el
número a dos, cada una por tomo y medio. La adaptación está muy mal lograda ya
que el argumento queda demasiado condensado para su propio bien, al grado de
que hay que haberse leído el libro de antemano para entender lo que está suce-
diendo; cosa que no ocurre con la versión de Peter Jackson y que ninguna adap-
tación literaria debería hacer.
Y aunque ya no soy de los que se quejan ante el mínimo cambio realizado al mí-
nimo detalle del argumento, al haber aprendido a aceptar la existencia de este
tipo de cambios, me extraña que Bakshi se haya permitido introducir algunos
después de haberle jurado a la hija de Tolkien que no lo haría. Por ejemplo, al
principio de la película se narra la historia de los Anillos con un prólogo
-contado mediante siluetas negras de actores reales disfrazados, contra fondo
rojo-, al principio del cual se nos dice que los Elfos forjaron los Anillos
originales para los gobernantes de la Tierra Media, y que Sauron aprendió des-
pués a forjar Anillos e hizo el suyo propio. Esto no es correcto; fue Sauron
quien enseñó a los Elfos a forjar Anillos, y luego distribuyó varios de ellos
a los gobernantes de Hombres y Enanos. No es grave, pero está ahí.
También, en el libro, Gandalf regresa a casa de Frodo tras haberse ido durante
diecisiete años. Los dos conversan largo y tendido sobre la historia del Anillo
Único y al final, Gandalf descubre que el Hobbit Sam Gamyi, jardinero de Frodo,
los estaba espiando por la ventana. En la película, Frodo y Gandalf salen a ca-
minar mientras conversan, y al final de la caminata se detienen, hablan un poco
más y Gandalf saca a Sam de entre unos arbustos. ¿Qué hacía Sam allí, y por qué
Gandalf lo acusa de haberlos espiado si sólo alcanzó a oír el final? ¿Y por qué
Bakshi permitió esto? Nuevamente, la explicación más lógica -si nos apegamos al
testimonio del director de ser admirador incondicional de Tolkien- sería que se
acababa el tiempo y había que pasar por alto cualquier cosa que se percibiera
como un error, con tal de que el film saliese adelante.

También es posible quejarse de las caracterizaciones. Sam actúa como un estúpi-
do, al haber sido metido en el papel de "personaje gracioso para que el público
se ría" o como se les llama en inglés, "alivio cómico". Gimli, supuestamente un
Enano, es casi tan alto como un Hombre. Sin que el libro lo describa de esa ma-
nera, un Hombre llamado Boromir va vestido de vikingo estereotípico, con barba,
un abrigo de piel y un casco con cuernos, además de que tanto él como Aragorn,
otro Hombre, van sin pantalones. Las palmas se las lleva el Balrog, un monstruo
que en el libro no es descrito con detalles (salvo, supongo, en los "Apéndices"
que no he podido leer), pero que en la película es un señor disfrazado de león
con alas de mariposa. Una vez más, la falta de tiempo y de recursos hace mella
en el resultado final (a estas alturas vale creer que más bien Bakshi miente
como un bellaco, con el fin de alimentar su ego).

Pero lo peor está por llegar; la película no tiene final. Se "termina" repenti-
namente, con una batalla (que se ve contra un fondo un instante, y contra otro
completamente distinto al instante siguiente), al final de la cual el narrador
-porque esta película tiene un narrador- dice: "así concluye la primera gran
historia de "El señor de los Anillos". ¿Qué fue de la segunda? Según Bakshi, el
estudio simplemente no quiso hacerla, a pesar de que la primera fue un éxito
financiero. También según Bakshi, él quiso que la única entrega se conociera
como la "parte 1" y se lo negaron diciendo que nadie pagaría por ver media pe-
lícula. De esta forma la aventura se acaba en medio del segundo acto, sin nada
parecido a un clímax.


Y quizás lo más insólito es que, contrario a lo que afirman los puristas de
Tolkien y los de los dibujos animados, la película no es mala. De verdad, no lo
es. De alguna forma, a pesar de sus enormes carencias y de lo mal hecha que es-
tá, consigue transmitir las mismas sensaciones de urgencia, peligro y temor que
el libro, quizás porque tiene un ritmo un poco igual de lento que el mismo. El
espectador está ansioso por que la historia continúe y los protagonistas, que
parecen no comprender la importancia de su tarea, avancen hacia el destino. Al-
gunos dirán que más bien la ansiedad es por que la obra se termine ya, pero
esos son ellos.

Para terminar: Peter Jackson jamás se había leído los libros; la primera vez
que conoció esta historia fue por esta película. A manera de homenaje, muchas
tomas, escenas y decisiones creativas de sus películas están basadas en la de
Bakshi, cuyo ego se termina de desbordar y le hace indignarse de que "plagiara"
su película, y de que nadie le consultara a la hora de hacer las nuevas versio-
nes. Pregunto, ¿y éste quién demonios se ha creído que es?

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